Buscar este blog

martes, 27 de marzo de 2012

Manifiesto Cycle Chic Reflexiones (punto 1)


                 
              A partir de este día, estaré compartiendo una serie de reflexiones personales a propósito del Manifiesto Cycle Chic, con ello no quiero de ningún modo hacer una interpretación oficial de la ideología de nuestro manifiesto, ni pontificar respecto a la filosofía de este movimiento,  simplemente quiero compartir los pensamientos que desde mi experiencia y óptica particular me inspiran cada uno de los 10 puntos de nuestro manifiesto y al hacerlo, sé que no agotan en absoluto su contenido y que ni siquiera son reflexiones exhaustivas de sus puntos, por lo tanto, me adhiero desde ahora a la moderación y clarificación que el sitio original Copenhagen Cycle Chic pudiera hacer de estos puntos. Con esta aclaración, inicio con el punto número 1.

1.- Elijo montar en bici de una forma elegante en cada una de las oportunidades que tenga y elegiré el estilo sobre la velocidad.

                Cualquier persona con más de 50 años nos podrá confirmar que el ritmo de vida de hoy es muuuy diferente al de hace 30 años, esta vida actual es como una fixie: rápida y sin frenos. Ay de aquel que no tenga un reloj a mano para seguir la velocidad frenética del mundo, el día a día se ha vuelto tan complicado que apenas tenemos tiempo para vivir nuestras vidas y quisiéramos tener días de 28 horas para alcanzar a hacer lo suficiente y al final alcanzar a tener tiempo para nosotros, hemos creado la comida rápida para no tardar en regresar a las tareas cotidianas, y a veces... comiendo y trabajando... conducimos a exceso de velocidad nuestro auto para llegar de cualquier manera tarde, porque no importa lo desesperados que estemos, el tráfico es terrible... a veces estamos tan abrumados con esta situación que a veces dan ganas de gritar: “¡paren el mundo, que me quiero bajar!”
                Pues bien, no se puede parar el mundo (y mucho menos bajarte), pero la bici nos da la oportunidad de bajar la velocidad de nuestra vida, yo mismo puedo dar testimonio de ello:
                Anteriormente me desplazaba al trabajo en auto, como gran parte de los habitantes de esta ciudad, contaba los minutos para llegar y en algunas ocasiones logré proezas de velocidad para llegar al trabajo (a 7 km. de distancia) en 15 minutos, sin embargo mis trayectos normalmente me tomaban de 20 a 25 minutos. Decidí trasladarme en una bici de montaña que tengo en  casa, y aunque los primeros  días me llevaba 30 minutos en llegar, antes de cumplir el mes de estar pedaleando, me tomaba sólo 20 minutos (¡igual o menos que en auto!), me compré una computadora para la bici, medía la distancia, tiempo y la velocidad, sabía que a mas 21km/hr estaría llegando en menos de 20 minutos, busqué la manera de bajar el peso de la bici, eliminando accesorios y comprando componentes más livianos (y caros); como el esfuerzo físico era importante, llegaba sudando al trabajo, incluso durante el invierno, para ello compré ropa especial con telas de nombre extraño como licra, xpandex, polartec, windstopper, entre otras, llevaba casco por supuesto, y al llegar al trabajo, me quitaba el disfraz para volvérmelo a poner antes de salir (debía llevar mi ropa normal en una mochila).
                A ese ritmo estaba, cuando encontré el sitio Copenhagen Cycle Chic, y vi como en Dinamarca las personas se transportan a una velocidad media que no sobrepasaba los 14 km/hr  con su ropa normal de trabajo, obviamente a esa velocidad el sudor que genera el cuerpo se evapora con la misma brisa del propio desplazamiento, así que no se suda en exceso y llegas fresco al trabajo.  Me fui dando cuenta que aunque era ciclista urbano, seguía conduciendo mi bici con la misma mentalidad de un automovilista y con el mismo stress, llegaba antes en bici pero sudado y era necesario refrescarme en el baño y cambiarme para poder seguir mi día, y aquí fue cuando decidí bajar la velocidad (de los pedales y de mi vida) me olvidé del velocímetro de mi bici (¡qué alivio!), me vestí con la ropa de mi armario, dejé la mochila en casa, y me fui a una velocidad que me permitía llegar en 25-30 minutos.
                Básicamente lo que hice, fue darle prioridad al estilo, y dejar en segundo lugar la velocidad, voy más lento al trabajo, no es mi interés hacer de mi viaje una carrera contra el tiempo, perdí 5-10 minutos en mi trayecto, pero los gané en disfrute de mi viaje, ahora saludo a las personas, platico con los vendedores de periódico mientras espero en los semáforos, alcanzo a escuchar el canto de los pájaros en las mañanas (se oirá cursi, pero es muy reconfortante) voy más tranquilo, por lo mismo corro menos riesgo de atropellar a alguien  o que alguien me atropelle, una persona tranquila en medio del ajetreo de la ciudad siempre será elegante y llamará la atención, si a esto sumamos que por la velocidad baja no necesito aditamentos especiales, sino que puedo ir bien vestido, ¿qué más puedo pedir?, los 5-10 minutos que pierdo en el trayecto por bajar la velocidad, los recupero al no tener que lavarme y cambiarme al llegar al trabajo.
                 Ir a menos de 15 km/hr da mucha tranquilidad, pero además es más seguro. En la década de los 60´s un abogado norteamericano de nombre Ralph Nader, escribió un libro titulado “Peligroso a cualquier velocidad”, en el cual criticaba el uso desmedido que se daba al automóvil y el gran peligro que éste representaba en las calles norteamericanas. Él postulaba que el ser humano no debía de desplazarse a una velocidad mayor a 15 km/hr la razón es la siguiente: todos los animales (incluido el hombre) tienen su cuerpo diseñado para funcionar de manera eficiente a la velocidad máxima que podrían conseguir por sus medios naturales, el guepardo, por ejemplo, puede alcanzar una velocidad de hasta 114 km/hr, y todo su cuerpo (vista, reflejos, músculos de las extremidades, torso, etc.) está  diseñado para funcionar y reaccionar a esa velocidad;  de igual manera, la visión y los reflejos del ser humano están diseñado para reaccionar eficientemente a la velocidad máxima que alcanzaría corriendo, ¿cuánto sería?, 14, 15, 16 km/hr. arriba de ese límite impuesto por la misma naturaleza, los reflejos y la capacidad de reacción se ven superados por los efectos de la velocidad, a mí me parece un argumento bastante sólido a favor de un desplazamiento a una media no mayor a 14 km/hr.
                Cycle Chic no sólo es subirte a tu bici en tu ropa normal, es un cambio de actitud respecto a cómo conduces y cómo te desplazas, cuando eso hace click dentro de tu cabeza, todo cambia y empiezas a darle prioridad al estilo y dejar en segundo plano la velocidad, cuando escoges el estilo, te escoges a ti mismo, tu imagen, tu comodidad, tu tranquilidad, tu seguridad, tu disfrute del trayecto, cuando eliges velocidad, eliges al reloj, la prisa, el stress, la tensión... y el peligro.
                Hay todo un movimiento interesante que precisamente habla de la importancia de bajar la velocidad de la vida (slow food, slow company, slow cinema, slow cities y claro: slow bicycle movement) echale un vistazo, será interesante.
                Sinceramente pienso que nuestra sociedad necesita bajar el ritmo de la vida: el stress, la agresividad, cansancios crónicos y colapsos nerviosos, son prueba de ello, de esta reflexión nació la frase con la que termino todos mis post: “dense el lujo de ir en bici”, porque al parecer la tranquilidad es un lujo que muy pocos se quieren dar hoy en día.
                Y bueno... dense el lujo de ir en bici.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario